miércoles, 27 de enero de 2016

Casi dos semanas (Suecia 01)

3000km. El hecho es que la distancia es sólo física, pero existe otro tipo de distancia, la que tú sientes dentro, no los kilónetros que tengas que recorrer para volver abrazar a algunas personas.

Es una nueva etapa en mi vida, 5 meses que estarán llenos de aventuras, gente nueva y experiencias. Pero también soledad. No todo en la vida es diversión. Cuando llegas a tu habitación la primera noche, sabiendo que no dormirás con la puerta abierta, porque fuera no está el hall y la habtación de tus padres, fuera solo hay más habitaciones de extraños que aún no conoces. Cuando te vas a dormir la primera noche, cuando te despiertas la primera mañana, entonces es cuando llega ese sentimiento por primera vez. Por primera vez te das cuenta de que estás rodeada de gente pero sola, que tendrás que enfrentarte a todo sola. Que serás tú la que se despierte sola, haga el desayuno y se lo tome sola en una cocina compartida con vecinos fantasma que solo ves de vez en cuando. Claro que conoces gente nueva, claro que haces nuevos amigos y lo pasas genial. Pero igualmente, siempre tienes ese vacío que solo llenan los de siempre, que solo lo llena tu hogar. 

Es curioso cómo dependemos de la tecnología, pero os diré una cosa: cuando estás lejos de los tuyos dependes aún más. Cuando llegas a la habitación la primera noche y no consigues internet, cuando no puedes comunicarte con nadie porque no tienes conexión con el mundo y cuando aún no conoces a nadie, es entonces cuando experimenté la verdadera soledad. Me avergüenza pensar que dependo tanto de esta comunicación instantánea pero por otro lado pienso que sin ella, la distancia que sentiría no podría ni medirse. Pero no me avergüenza reconocer lo que sentí, no me avergüenza reconocer que las lágrimas rebalaron por mis mejillas, que me sentía sola, que no podía contar con nadie, que estaba lejos de todo y de todos. Lloré, sí, lloré mi primera noche cuando no tenía a nadie a mi alrededor. Pero no me rendí, quitándome las lágrimas seguí adelante, estresada, triste, contenta y con todos los sentimientos a la vez en una explosión de estados que no puedo ni enumerar. Entonces aparece la salvación de todos los que estamos lejos de casa: Skype. Amo las cartas, soy muy melancólica, romántica y me encanta escribir, pero bendito Skype. Ver las caras de los tuyos a tanta distancia y sentirlos cerca no tiene precio. Lo siento por el papel y las palabras que tanto me gustan, pero si tuviera que elegir, ahora que estoy tan lejos ganaría la tecnología. 

Todo cambia cuando llevas dos semanas aquí. Y si no he escrito antes es porque estás realmente ocupada todo el tiempo. Conoces gente, y conocer gente implica que no sabes absolutamente nada de esas personas, que tienes que empezar de cero con ellas, y eso es muy difícil pero muy mágico a la vez. Empiezas a emplear tiempo en cosas que antes no hacías como ir a la compra, hacer la colada, hacerte todas y cada una de tus comidas, limpiar todo inmediantamente después de usarlo porque es común y no eres la única que las usa, etc.

Casi dos semanas en Suecia, nieve, frío, nueva universidad, nuevo entorno, nueva gente; en definitiva, nueva vida. Nuevas experiencias para escribir en el libro de nuestra existencia. 


PD: Caminar por un lago helado también es algo nuevo para mí.