miércoles, 5 de marzo de 2014

Un olor de finales de invierno

El cielo está azul, pequeños algodones blancos rompen su uniformidad, pero no deja de verse igual de hermoso. El sol brilla con gran intensidad, no para dar un calor insoportable sino para llenar nuestra vida de luz y así iluminar nuestra sonrisa. Incluso podemos oír a los pajaritos felices, entonando sus agudas melodías, se hablan entre ellos, unos a otros se preguntan y contestan, y con sus conversaciones ponen música de fondo a nuestra vida. Los niños ya juegan en el parque, sus madres les piden que no se alejen y que tengan cuidado pero ellos no escuchan, solo disfrutan de los rayos de sol y de la comodidad de no necesitar el abrigo. Disfrutan por fin de poder salir a jugar a la calle. También los ancianos salen a pasear y con sus bastones recorren distancias impensables en los fríos y lluviosos días de hace unos meses. El horizonte parece estar más lejos que de costumbre, conforme sale el sol, la línea del horizonte se aleja para dejarnos ver más allá y permitirnos imaginar mucho más lejos todavía. La hierba está muy verde y hoy ese verde está más vivo que nunca, las briznas brillan a la luz del sol del mediodía y suavemente bailan al son de la brisa que las mece. Algunas parejas salen a pasear, disfrutan del buen tiempo y muestran su amor a la naturaleza, que juega alborotando el pelo de ella para que luego él se lo coloque con dulzura detrás de su oreja, y tras un beso cariñoso, tímido, sincero, siguen paseando de la mano bajo el agradable sol de Marzo. Las primeras flores empiezan a asomar en las ramas de los almendros, pequeñas flores blancas y rosas, vergonzosas salen poco a poco, primero unas, las más valientes, pero pronto se ven acompañadas por toda una copa tintada de blanco. Los viadantes disfrutan de su olor, y se impregnan con la tranquilidad que este desprende. Los alérgicos maldicen no poder disfrutarlo, sin embargo, incluso ellos se acercan hasta las flores pues no pueden permitirse perderse tal perfección de la naturaleza, solo una vez, un poquito y muy rápido, pero lo suficiente para llevarse consigo un olor inolvidable, un olor a finales de invierno, un olor que anuncia la llegada de la primavera.