martes, 25 de agosto de 2015

Este texto sí es para ti

A todos aquellos que pensáis que cuando se escribe siempre se dirige a alguien. Sí, a ti y a ti, date por aludido. En este caso tienes razón, este texto tiene destinatarios. No voy a generalizar y hablar por todos los que un día nos sentamos delante de un cuaderno o un teclado y escribimos porque la inspiración nos ha visitado. Voy a hablar solo por mí, y ya os digo que no, no siempre que me paro a escribir mis palabras van dirigidas a alguien. Es posible que cuando lo leas pienses en alguien a quien pueden ir dirigidas, quizá sí o quizá no, pero no me preguntes, si crees que es para ti eso que te llevas, y si crees que es para otra persona alégrate o ponte triste pero no le des más vueltas, no lleva a ninguna parte.

Puede que mi subconsciente siempre tenga un destinatario al que dedicar cada una de mis palabras, pero no siempre me lo dice. Puede que mis líneas tengan un poco de cada una de las personas que me llegan al corazón, puede que tenga un poco de todas aquellas que dejáis huella en mí, y puede que tenga un poco incluso de aquel desconocido que simplemente me preguntó la hora con una sonrisa. Cada una de mis letras, que forman palabras, líneas y textos completos no van siempre dirigidos a alguien. Sé que pensáis que un texto con connotaciones amorosas tiene que ir dirigido a alguien, pero os equivocáis, puede ir dirigido tanto a todos como a nadie en especial. Puede tener un poco de ti, que has dejado en mí momentos inolvidables; un poco de ti que me has hecho ver cosas que no veía; un poco de ti que ves lo buena que soy; un poco de ti que soportas todas mis dudas y preguntas; y un poco de mí, que pienso en todos vosotros mientras os escribo esto.


A todos vosotros que no comprendéis que el amor es mucho más que una persona a la que dedicar palabras bonitas, a todos vosotros os dedico yo todas estas líneas.

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jueves, 6 de agosto de 2015

10 cosas que siempre te pasan en un campamento de verano

Experiencias para toda una vida que se quedan en tu memoria. Gracias Valle del Ambroz por darme la inspiración para escribir esto y gracias sobre todo por darme la oportunidad de haberlo vivido.


1. Las bromas por la noche se convierten en algo que deseas que pase. Esas bromas de los monitores por la noche, hacen gracia para ellos, pero es que sabes que un campamento no será lo mismo sin esas bromas nocturnas.
2. Te conocen por algún mote extraño que nunca nadie te había puesto. Véase cachalote, buhíto, fuego, etc. Son motes de campamento que no salen de ahí porque nadie más entendería.
3. Aprendes a ducharte con agua fría, muy fría. Es así, el agua caliente no llega para todos, y menos si te toca la tercera ducha de las chicas en la que directamente no funciona el grifo de agua caliente, ahora que si eres Marta o Iciar y eres espabilada le pasas la ducha mala a las niñas pequeñas.
4. Engordas. O adelgazas. O las dos cosas, engordas porque comes mucho mucho porque tienes mucha hambre pero es que luego te mueves mucho más que nunca y el balance se vuelve loco. Tu cuerpo ya no sabe si engordar o adelgazar.
5. Comes mucho pan. Demasiado. A mediodía, en la merienda, por la mañana… da igual, el pan es algo indispensable y por pedir que no falte.
6. Haces amigos que nunca olvidarás. Porque todos sabemos que los amigos de los campamentos de verano son esos que nunca vas a olvidar, esos que nunca se irán de tu memoria incluso aunque no vuelvas a verlos.
7. Si es tu cumpleaños te felicita más gente que nunca. De repente es tu cumpleaños en un día de campamento y si hasta ese momento había alguien que no te conocía ya te conoce. Y a lo mejor vienen los monitores a las 3 de la mañana a cantarte el cumpleaños feliz y tú al día siguiente no te acuerdas de nada.
8. Te enamoras. De esas amistades irrompibles a veces surgen amores, amores de campamento que a veces llegan más allá año tras año y otros amores que se quedarán por el camino como bonitos recuerdos.
9. Descubres las dos caras de los monitores: ahora somos colegas, ahora estás castigadísimo. Venga nos lo estamos pasando genial pero en cuanto me toques un poco las narices empiezo a ser monitor ogro y la liamos, así que mejor vamos a seguir bien.
10. Lloras cuando se acaba. Lloras de tristeza, de felicidad, lloras de amor, de amistad, simplemente lloras. Lloras al ver llorar a los demás, lloras porque es algo que se acaba y ha sido maravilloso, algo que te ha dejado personas y momentos irreemplazables. Experiencias para toda una vida en tu memoria. Pero se tiene que acabar, porque lo bonito de los campamentos de verano es que son efímeros, si duraran para siempre perderían esa belleza que tienen.


Publicado en The Idealist: http://www.theidealist.es/10-cosas-que-siempre-te-pasan-en-un-campamento-de-verano/