Mostrando entradas con la etiqueta palabras. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta palabras. Mostrar todas las entradas

sábado, 27 de junio de 2015

Una dura despedida

Ha llegado el momento de decirnos adiós. Tengo que escribirlo porque no me creo capaz de decirte todo esto a la cara. Sabes que lo mío siempre ha sido escribir, soy mucho mejor expresándome en un papel que con las palabras que salen de mi boca.
Se acabó. Pero no te preocupes, vas a estar mejor sin mí, esto puede sonar a tópico, pero en este caso lo digo porque es verdad. Puede que al principio te cueste un poco, puede que al principio me eches un poco de menos, pero será un falso sentimiento. Tu vida son tus amigos, aférrate a ellos, y en menos tiempo del que te des cuenta ya habrá pasado todo y me recordarás muy vagamente como un buen recuerdo. Estás mejor sin mí porque conmigo no estás, no existes, no eres tú. Nos hemos entendido un tiempo pero los dos sabemos que en realidad no nos entenderemos nunca. No te preocupes por mí, estaré mal al principio, lo has sido todo para mí, pero aprenderé a recordarte sin derramar lágrimas, aprenderé a hacer que el recuerdo no duela tanto como duele escribir estas palabras. Cuando te vea por la calle querré ver una sonrisa feliz y sé que la conseguirás sin mí.
Puede que lo que ahora crees que sientes por mí te impida ver todo esto, pero de verdad sé que estarás bien. Aun así, no olvides que te he querido más que a nada y que probablemente nunca pueda dejar de quererte.


.

miércoles, 3 de junio de 2015

Lágrimas

Se puede llorar de muchas formas. Se puede llorar de alegría, de tristeza, se puede incluso llorar de emoción, llorar de alivio o de miedo. Las lágrimas salen de nuestros ojos con una composición distinta cada vez que lloramos. Son lágrimas amargas cuando perdemos a un ser querido, pero son lágrimas acarameladas cuando nos reencontramos con alguien a quien echábamos de menos. Se puede llorar por muchas razones, sin embargo, Lúa ha descubierto una nueva. Hoy lloraba y no sabía por qué, no estaba triste, no lloraba por una muerte, no lloraba de risa ni tampoco estaba asustada. Aún así, las lágrimas resbalaban por sus mejillas. No sabía por qué lloraba, ella estaba contenta, tiene una familia a la que quiere, unas amigas que venera y un novio al que adora. Entonces se ha dado cuenta. Lúa lloraba de amor. Sí. También existen las lágrimas de amor. Su composición es más compleja que ninguna: albergan la posibilidad de perder a alguien, miedo a que algo salga mal; tienen alegría, pero también tienen tristeza. Hoy Lúa se ha dado cuenta, ha descubierto que se puede llorar de amor, y aunque sea llorar, son las lágrimas más dulces que ha probado nunca.



Publicado en TheIdealist  http://www.theidealist.es/lagrimas/


domingo, 28 de diciembre de 2014

Nos guste o no, es Navidad

     A muchas personas no les gusta la Navidad, opinan que ablanda los corazones y que la solidaridad y el amor son sentimientos de todo el año, no van por épocas. Opinan que las personas no son ellas realmente en Navidad, que la gente que es solidaria lo es siempre y los que son cariñosos o desean decir te amo lo hacen independientemente del mes en el que estemos.

    Estoy de acuerdo, en parte. Claro que son sentimientos de todo el año, claro que las personas cariñosas pueden serlo siempre y claro que la solidaridad está presente sea el mes que sea. Sin embargo, creo que es necesario, no tiene por qué ser la Navidad, pero creo que el ser humano necesita una época en la que exprese más que nunca, en la que pueda soltar lo de todo el año. La Navidad no está hecha para las personas solidarias, cariñosas o que expresan su amor normalmente. Todo lo contrario, la Navidad está hecha para esas personas tímidas, hurañas o vergonzosas, está hecha para aquellas personas a las que no les sale un "te quiero" sin un empujoncito, está hecha para aquellas personas que durante el año no encuentran el momento de hacer un acto solidario, aquellas personas que desgraciadamente necesitan una razón para hacerlo. 

     Igualmente podría ser otra época del año u otra razón, pero ha sido así, ha sido a finales de año y ha sido la Navidad. Ha sido diciembre, ha sido el momento de hacer el balance del año, el momento de desear un año nuevo igual o mejor que el anterior, bueno igual no, siempre mejor. Ha sido el momento de reunir a la familia, el momento de reencontrarse con seres queridos. A lo mejor también la Navidad es el empujoncito para pedir perdón, ese perdón que nos cuesta tanto el resto del año, el empujoncito para recuperar viejas amistades. Ha sido diciembre y la magia del invierno, ha sido la nieve y el frío que te empuja a quedarte en casa, rodeado de un buen fuego y de las personas allegadas. Ha sido la Navidad y el poner el árbol con tu familia mientras escuchas villancicos, ha sido el momento de revivir tradiciones, el momento de dar regalos y el momento de recibirlos. Ha sido finales de año y el espíritu de empezar uno nuevo, el momento de tomar las uvas discutiendo con tu familia en qué canal verlas, y el momento de reír a la 1 de la mañana cuando llegue el año nuevo a Canarias.

     Nos guste o no, es Navidad, es invierno y es diciembre. Y ya que todos los años de nuestras vidas viviremos esta época, va a ser mejor que nos vayamos acostumbrando.


Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Es sabido por todos que la vida no es justa

         Pienso en mi futuro como profesora y no sé decir qué quiero de él, pero estoy bastante segura de lo que no quiero, y es que mis alumnos se lleven de mí un mal sabor de boca como el que yo me he llevado al salir del instituto. Por desgracia, todos en general tenemos tendencia a acordarnos más de las cosas malas que de las buenas, y aunque yo no quiero olvidar todo lo bueno que he pasado en mis años de  secundaria, no puedo evitar que lo primero que venga a mi mente al pensar en el instituto sea la injusticia cometida en mi último año de bachillerato.

            Los seis años que he pasado en el instituto han estado llenos de buenos y malos momentos, pero sobre todo han estado llenos de dedicación, tanto a mis estudios como al centro. He participado en todo lo que se ponía por delante e incluso he organizado actividades. He sido alumna ayudante, mediadora, he participado en los concursos de lectura, en la hora 31, en las actividades deportivas, he tenido buena relación con compañeros y profesores, he sido delegada de clase, me he presentado al consejo escolar… Y después de dar todo esto, cuando más importancia tenía recibir algo a cambio, me descubro dada de lado por todos a los que yo había ayudado.

            Sin embargo, no confundáis mis palabras, pues yo no hice nada de esto esperando algo a cambio, ni estaba pidiendo un favor al reclamar mi matrícula de honor, simplemente reclamaba lo que era mío, y que todavía sigue siendo mío, por el esfuerzo realizado durante todo el curso de segundo de bachillerato, que ya sabemos que no es fácil para nadie. Me he dado cuenta que la vida no es justa, que lo que es mío pueden dárselo a otro, y lo harán, si tienen el poder necesario.


            Lo único que espero es que alguna vez pueda mirar mi instituto y sonreír otra vez por los buenos momentos vividos en él, sin que el recuerdo de una injusticia cometida por otros arruine lo que yo he construido por mí misma.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Un olor de finales de invierno

El cielo está azul, pequeños algodones blancos rompen su uniformidad, pero no deja de verse igual de hermoso. El sol brilla con gran intensidad, no para dar un calor insoportable sino para llenar nuestra vida de luz y así iluminar nuestra sonrisa. Incluso podemos oír a los pajaritos felices, entonando sus agudas melodías, se hablan entre ellos, unos a otros se preguntan y contestan, y con sus conversaciones ponen música de fondo a nuestra vida. Los niños ya juegan en el parque, sus madres les piden que no se alejen y que tengan cuidado pero ellos no escuchan, solo disfrutan de los rayos de sol y de la comodidad de no necesitar el abrigo. Disfrutan por fin de poder salir a jugar a la calle. También los ancianos salen a pasear y con sus bastones recorren distancias impensables en los fríos y lluviosos días de hace unos meses. El horizonte parece estar más lejos que de costumbre, conforme sale el sol, la línea del horizonte se aleja para dejarnos ver más allá y permitirnos imaginar mucho más lejos todavía. La hierba está muy verde y hoy ese verde está más vivo que nunca, las briznas brillan a la luz del sol del mediodía y suavemente bailan al son de la brisa que las mece. Algunas parejas salen a pasear, disfrutan del buen tiempo y muestran su amor a la naturaleza, que juega alborotando el pelo de ella para que luego él se lo coloque con dulzura detrás de su oreja, y tras un beso cariñoso, tímido, sincero, siguen paseando de la mano bajo el agradable sol de Marzo. Las primeras flores empiezan a asomar en las ramas de los almendros, pequeñas flores blancas y rosas, vergonzosas salen poco a poco, primero unas, las más valientes, pero pronto se ven acompañadas por toda una copa tintada de blanco. Los viadantes disfrutan de su olor, y se impregnan con la tranquilidad que este desprende. Los alérgicos maldicen no poder disfrutarlo, sin embargo, incluso ellos se acercan hasta las flores pues no pueden permitirse perderse tal perfección de la naturaleza, solo una vez, un poquito y muy rápido, pero lo suficiente para llevarse consigo un olor inolvidable, un olor a finales de invierno, un olor que anuncia la llegada de la primavera.

jueves, 6 de febrero de 2014

Las pequeñas cosas de la vida

¿Os imaginais disfrutando de las pequeñas cosas de la vida? Posiblemente estéis pensando que ya lo haceis... pero lo más probable es que esteis equivocados.

Vivimos atados a un reloj, un reloj que desgraciadamente no cuenta cada minuto que disfrutamos sino cada segundo que "perdemos". Y es que este reloj nos marca la vida, nos establece unos horario estrictos que debemos cumplir o perderemos nuestro trabajo, llegaremos tarde a clase o quizá incluso se nos olvidaría el día en que vivimos, ¡qué tragedia!

Disfrutar de las pequeñas cosas de la vida no es relajarte leyendo en el metro camino de la universidad, porque es un estado de relajación falso, en realidad estás en tensión para bajarte en la parada correcta porque si te pasas la estación te frustrarás, tendrás que bajarte y coger el metro en sentido contrario para recorrer las paradas que te hayas pasado, bajarte e ir corriendo para no llegar tarde a clase, todo el rato pendiente de ese reloj que te dirige la vida.

Disfrutar los detalles del día a día no es darte un respiro tomándote un café entre informe e informe en la máquina de la oficina, porque estás pensando en todo lo que te queda por hacer, estás pendiente de cuándo viene tu jefe, y una vez más, estás pendiente de ese reloj que te dirige la vida.

Disfrutar las pequeñas cosas de la vida no es llegar a casa del trabajo, comer con prisas y seguir trabajando en casa, mintras una niñera u otra persona se hace cargo de tus niños porque trabajas demasiado y no tienes tiempo para ellos, siempre pendiente de ese reloj que te avisa de cada conferencia y cada viaje, ese reloj que, una vez más, es quien dirige tu vida.

Para disfrutar de verdad las pequeñas cosas de la vida lo que tenemos que empezar a hacer es muy sencillo, se trata simplemente de VIVIR.

Vivir es sentir la lluvia en nuestra piel, dejar que moje nuestro pelo mientras cae por nuestra cara. Es reírnos de nuestros errores en vez de arrepentirnos porque se nos ha olvidado el paraguas. Vivir es escuchar los latidos de nuestro corazón, sentirnos vivos y respirar profundamente orgullosos de poder disfrutar un día más. Vivir también es estar enamorados, y sentir cómo se nos acelera el corazón al ver a esa persona. Vivir es gozar cada minuto en compañía de nuestras amistades y nuestra familia. Vivir es coger de la mano a quien queremos cuando nos apetece, y decir a esa persona especial que la amamos, sin importarnos lo que venga después, es no tener miedo al rechazo o a equivocarse. Vivir es llevar a un niño pequeño al parque y disfrutar de su infancia, e inconscientemente anhlear la nuestra.

Pero vivir es muchas otras cosas. Vivir también es derramar lágrimas, es estar triste o estar enfadado. Vivir también es cometer errores y aprender de ellos. Vivir también es sufrir de desamor y estar enfadado con el mundo cuando parece que nada te sale bien. También es fallar en aquello que queríamos conseguir, pero también es volvier a intentarlo y no rendirse.

Y aunque no queramos reconocerlo, vivir también es morir, y por ello tenemos que disfrutar las pequeñas cosas de la vida, porque cuando ya no podamos hacerlo, será cuando nos arrepintamos, y, ¿sabéis qué? En ese momento ya no habrá vuelta atrás.


miércoles, 22 de enero de 2014

Lo tienes todo, y temes quedarte con nada

   Lo tienes todo, eres feliz (para los que creen en la felicidad); tienes buenos amigos, y digo buenos, no muchos; tienes una familia que te apoya y no te falta de nada; estudias lo que te gusta, o al menos lo que te gustará en un futuro, es necesario el sacrificio para alcanzar la meta deseada; incluso tienes amor. Tienes esa persona especial para ti, sin la cual no podrías vivir, a la que quieres con todo tu corazón, y en la que piensas cada día cuando te despiertas y cada día cuando te vas a dormir, es esa persona que llegó un día a tu vida y ya no sabes cómo scarla, pero es que en realidad no quieres sacarla, quieres que se quede a tu lado hasta que te duermas por la noche, quieres que sea la que encienda una vela en tus días oscuros y quieres que sea la que te de la mano cuando tengas miedo de saltar. Es esa persona a la que le debes la mayoría de tus sonrisas, y la culpable de alguna de tus lágrimas, pero no es malo, porque esas lágrimas son parte de vosotros, son parte de lo más importante, y como decíamos antes, es necesario el sacificio. 

   Entonces tienes un día como hoy, en el que ves a esa persona especial y lo único que haces es malgastar el tiempo con ella echándole en cara cosas que no hace, o cosas que dice. Esas cosas de verdad te molestan pero no es el mejor día para decirlas, porque este día estás especialmente "skfdjkveivhjdfj" y si no has podido estudiar en toda la tarde lo último que tienes que hacer es ponerte a decir cosas malas a la persona que quieres, porque entonces todo empeora, y ni siquiera esa persona especial puede consolarte.

   Quizá, si eres de lágrima fácil, cuando esa persona se haya ido y ya nadie más te pueda ver, te pongas a escribir las cosas que sientes, y las lágrimas caigan sobre el teclado de tu ordenador o nublen tu vista en la pantalla. Lo peor de todo es no saber qué ocurre, no saber qué narices pasa por tu interior, tienes tantos sentimiento acumulados que no sabes ni siquiera plasmarlos en palabras, solo tus lágrimas saben lo que es, pero caen antes de poder preguntarles. Sorbes por la nariz, y te restriegas los ojos rojos, si alguien te viera diría que estás realmente triste, pero no lo estás... o sí, lo peor es no saberlo. 

   Lo tienes todo, pero sin embargo no puedes parar de llorar, no sabes qué hacer, no sabes cual es la decisión correcta, y no sabes cuál es el siguient camino que debes tomar, pero quieres que sea a su lado. Te planteas dejarlo todo, pero sabes que no puedes, piensas en dejarlo todo para que esa persona venga a por ti, para saber que te quiere de verdad, entonces te volverías a quedar con él.. pero no puedes hacer eso, porque tienes miedo de que nunca vaya tras de ti, de que no te siga, de que de verdad de repente puedas perderlo todo y quedarte con nada. Y entonces tu mundo se derrumbaría porque eres débil, y no eres nada sin esa persona, te da rabia, pero es verdad, te gustaría pensar que lo superarías, pero de verdad no sabes si lo harías. 

   Simplemente te tumbas en la cama, e intentas no pensar en nada, mientras las lágrimas cesan poco a poco, mañana será otro día, uno mejor sin duda, y vivirás la vida como de verdad se merece, disfrutando de los pequeños momentos, y disfrutando al máximo de aquello que amas... porque sinceramente piensas que el amor es lo que da sentido a la vida.

sábado, 11 de enero de 2014

Carta a una maestra

  Fragmento del libro: Carta a una maestra, Alumnos de la escuela de Barbiana. En este libro los alumnos se dirigen a los profesores para protestar y hacer ver los errores que estos cometen y con los que están descontentos:

No se le permite al tornero hacer su trabajo de cualquier manera y entregar sólo las piezas que le han salido bien, si no, no haría nada para que todas salieran bien. Por el contrario, vosotros sabéis que podéis apartar las piezas cuando os plazca. Es por ello que os contentáis con mirar lo que hacen los que obtienen buenos resultados por motivos ajenos a vuestra enseñanza. […] Si tuvierais que hacer que todo lo alumnos aprobaran todas las asignaturas, seguro que os levantaríais por la noche para inventaros métodos nuevos.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Palabras

   Hace mucho que no escribes. ¿Por qué? ¿Es falta de inspiración? ¿Es falta de tiempo? No lo sé, quizá un poco de todo, pero cuando las palabras quieren salir no hay manera de detenerlas, ni el tiempo ni la falta de inspiración, llegan y dicen aquí estamos, queremos plasmarnos en este papel, en esta pantalla, queremos salir de aquí y formar todas una historia, un pensamiento. No hay manera de hacer que las palabras no salgan, al igual que las ideas, puedes mantenerlas un tiempo quizá, pero no siempre, porque llegará un día en un momento determinado, quizá cuando menos te lo esperes, que salgan de tu boca, o a través de tus manos y ya no podrás parar, porque han estado encerradas demasiado tiempo.

    Tienes talento para escribir, yo no soy capaz de expresarme tan bien. ¿Talento? ¿Yo? Pensé que eso no iba conmigo, pensé que no había algo que de verdad podía hacer bien, y, a decir verdad, creo que escribir tampoco, creo que simplemente mis palabras tienen más fuerza fuera que dentro, tienen más poder cuando las veo escritas que cuando están dando vueltas por mi desorganizada mente, puede que piense demasiadas palabras y por eso necesite ordenarlas en un papel, por escrito. Puede que por eso necesite escribir cada cosa que debo hacer, para no olvidarlo, puede que por eso lleve siempre algo donde poder escribir cualquier cosa que me pase por la cabeza.

    Palabras, palabras y más palabras. Quizá demasiadas, quizá no suficientes. Pero si sabes ordenarlas, sabrás qué es lo que sientes.