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miércoles, 3 de junio de 2015

Lágrimas

Se puede llorar de muchas formas. Se puede llorar de alegría, de tristeza, se puede incluso llorar de emoción, llorar de alivio o de miedo. Las lágrimas salen de nuestros ojos con una composición distinta cada vez que lloramos. Son lágrimas amargas cuando perdemos a un ser querido, pero son lágrimas acarameladas cuando nos reencontramos con alguien a quien echábamos de menos. Se puede llorar por muchas razones, sin embargo, Lúa ha descubierto una nueva. Hoy lloraba y no sabía por qué, no estaba triste, no lloraba por una muerte, no lloraba de risa ni tampoco estaba asustada. Aún así, las lágrimas resbalaban por sus mejillas. No sabía por qué lloraba, ella estaba contenta, tiene una familia a la que quiere, unas amigas que venera y un novio al que adora. Entonces se ha dado cuenta. Lúa lloraba de amor. Sí. También existen las lágrimas de amor. Su composición es más compleja que ninguna: albergan la posibilidad de perder a alguien, miedo a que algo salga mal; tienen alegría, pero también tienen tristeza. Hoy Lúa se ha dado cuenta, ha descubierto que se puede llorar de amor, y aunque sea llorar, son las lágrimas más dulces que ha probado nunca.



Publicado en TheIdealist  http://www.theidealist.es/lagrimas/


domingo, 28 de diciembre de 2014

Nos guste o no, es Navidad

     A muchas personas no les gusta la Navidad, opinan que ablanda los corazones y que la solidaridad y el amor son sentimientos de todo el año, no van por épocas. Opinan que las personas no son ellas realmente en Navidad, que la gente que es solidaria lo es siempre y los que son cariñosos o desean decir te amo lo hacen independientemente del mes en el que estemos.

    Estoy de acuerdo, en parte. Claro que son sentimientos de todo el año, claro que las personas cariñosas pueden serlo siempre y claro que la solidaridad está presente sea el mes que sea. Sin embargo, creo que es necesario, no tiene por qué ser la Navidad, pero creo que el ser humano necesita una época en la que exprese más que nunca, en la que pueda soltar lo de todo el año. La Navidad no está hecha para las personas solidarias, cariñosas o que expresan su amor normalmente. Todo lo contrario, la Navidad está hecha para esas personas tímidas, hurañas o vergonzosas, está hecha para aquellas personas a las que no les sale un "te quiero" sin un empujoncito, está hecha para aquellas personas que durante el año no encuentran el momento de hacer un acto solidario, aquellas personas que desgraciadamente necesitan una razón para hacerlo. 

     Igualmente podría ser otra época del año u otra razón, pero ha sido así, ha sido a finales de año y ha sido la Navidad. Ha sido diciembre, ha sido el momento de hacer el balance del año, el momento de desear un año nuevo igual o mejor que el anterior, bueno igual no, siempre mejor. Ha sido el momento de reunir a la familia, el momento de reencontrarse con seres queridos. A lo mejor también la Navidad es el empujoncito para pedir perdón, ese perdón que nos cuesta tanto el resto del año, el empujoncito para recuperar viejas amistades. Ha sido diciembre y la magia del invierno, ha sido la nieve y el frío que te empuja a quedarte en casa, rodeado de un buen fuego y de las personas allegadas. Ha sido la Navidad y el poner el árbol con tu familia mientras escuchas villancicos, ha sido el momento de revivir tradiciones, el momento de dar regalos y el momento de recibirlos. Ha sido finales de año y el espíritu de empezar uno nuevo, el momento de tomar las uvas discutiendo con tu familia en qué canal verlas, y el momento de reír a la 1 de la mañana cuando llegue el año nuevo a Canarias.

     Nos guste o no, es Navidad, es invierno y es diciembre. Y ya que todos los años de nuestras vidas viviremos esta época, va a ser mejor que nos vayamos acostumbrando.


Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo.

martes, 18 de noviembre de 2014

En España está vuestro hogar.

Dos años fuera de casa, 
dos años creando un nuevo hogar. 
Vosotros sois los valientes, 
que tuvieron que marchar.

Aunque las cosas sean difíciles, 
 siempre las sabéis solucionar, 
porque cuando estáis los dos juntos, 
todo lo podéis afrontar.

Aquí os echamos de menos,
y a veces no podemos evitar llorar,
pero sabemos que en UK,
no os queda nada por dominar.

Otro año más os desamos,
lo mejor que podemos desear,
pero no olvidéis nunca,
que en España está vuestro hogar.

jueves, 6 de febrero de 2014

Las pequeñas cosas de la vida

¿Os imaginais disfrutando de las pequeñas cosas de la vida? Posiblemente estéis pensando que ya lo haceis... pero lo más probable es que esteis equivocados.

Vivimos atados a un reloj, un reloj que desgraciadamente no cuenta cada minuto que disfrutamos sino cada segundo que "perdemos". Y es que este reloj nos marca la vida, nos establece unos horario estrictos que debemos cumplir o perderemos nuestro trabajo, llegaremos tarde a clase o quizá incluso se nos olvidaría el día en que vivimos, ¡qué tragedia!

Disfrutar de las pequeñas cosas de la vida no es relajarte leyendo en el metro camino de la universidad, porque es un estado de relajación falso, en realidad estás en tensión para bajarte en la parada correcta porque si te pasas la estación te frustrarás, tendrás que bajarte y coger el metro en sentido contrario para recorrer las paradas que te hayas pasado, bajarte e ir corriendo para no llegar tarde a clase, todo el rato pendiente de ese reloj que te dirige la vida.

Disfrutar los detalles del día a día no es darte un respiro tomándote un café entre informe e informe en la máquina de la oficina, porque estás pensando en todo lo que te queda por hacer, estás pendiente de cuándo viene tu jefe, y una vez más, estás pendiente de ese reloj que te dirige la vida.

Disfrutar las pequeñas cosas de la vida no es llegar a casa del trabajo, comer con prisas y seguir trabajando en casa, mintras una niñera u otra persona se hace cargo de tus niños porque trabajas demasiado y no tienes tiempo para ellos, siempre pendiente de ese reloj que te avisa de cada conferencia y cada viaje, ese reloj que, una vez más, es quien dirige tu vida.

Para disfrutar de verdad las pequeñas cosas de la vida lo que tenemos que empezar a hacer es muy sencillo, se trata simplemente de VIVIR.

Vivir es sentir la lluvia en nuestra piel, dejar que moje nuestro pelo mientras cae por nuestra cara. Es reírnos de nuestros errores en vez de arrepentirnos porque se nos ha olvidado el paraguas. Vivir es escuchar los latidos de nuestro corazón, sentirnos vivos y respirar profundamente orgullosos de poder disfrutar un día más. Vivir también es estar enamorados, y sentir cómo se nos acelera el corazón al ver a esa persona. Vivir es gozar cada minuto en compañía de nuestras amistades y nuestra familia. Vivir es coger de la mano a quien queremos cuando nos apetece, y decir a esa persona especial que la amamos, sin importarnos lo que venga después, es no tener miedo al rechazo o a equivocarse. Vivir es llevar a un niño pequeño al parque y disfrutar de su infancia, e inconscientemente anhlear la nuestra.

Pero vivir es muchas otras cosas. Vivir también es derramar lágrimas, es estar triste o estar enfadado. Vivir también es cometer errores y aprender de ellos. Vivir también es sufrir de desamor y estar enfadado con el mundo cuando parece que nada te sale bien. También es fallar en aquello que queríamos conseguir, pero también es volvier a intentarlo y no rendirse.

Y aunque no queramos reconocerlo, vivir también es morir, y por ello tenemos que disfrutar las pequeñas cosas de la vida, porque cuando ya no podamos hacerlo, será cuando nos arrepintamos, y, ¿sabéis qué? En ese momento ya no habrá vuelta atrás.


miércoles, 22 de enero de 2014

Lo tienes todo, y temes quedarte con nada

   Lo tienes todo, eres feliz (para los que creen en la felicidad); tienes buenos amigos, y digo buenos, no muchos; tienes una familia que te apoya y no te falta de nada; estudias lo que te gusta, o al menos lo que te gustará en un futuro, es necesario el sacrificio para alcanzar la meta deseada; incluso tienes amor. Tienes esa persona especial para ti, sin la cual no podrías vivir, a la que quieres con todo tu corazón, y en la que piensas cada día cuando te despiertas y cada día cuando te vas a dormir, es esa persona que llegó un día a tu vida y ya no sabes cómo scarla, pero es que en realidad no quieres sacarla, quieres que se quede a tu lado hasta que te duermas por la noche, quieres que sea la que encienda una vela en tus días oscuros y quieres que sea la que te de la mano cuando tengas miedo de saltar. Es esa persona a la que le debes la mayoría de tus sonrisas, y la culpable de alguna de tus lágrimas, pero no es malo, porque esas lágrimas son parte de vosotros, son parte de lo más importante, y como decíamos antes, es necesario el sacificio. 

   Entonces tienes un día como hoy, en el que ves a esa persona especial y lo único que haces es malgastar el tiempo con ella echándole en cara cosas que no hace, o cosas que dice. Esas cosas de verdad te molestan pero no es el mejor día para decirlas, porque este día estás especialmente "skfdjkveivhjdfj" y si no has podido estudiar en toda la tarde lo último que tienes que hacer es ponerte a decir cosas malas a la persona que quieres, porque entonces todo empeora, y ni siquiera esa persona especial puede consolarte.

   Quizá, si eres de lágrima fácil, cuando esa persona se haya ido y ya nadie más te pueda ver, te pongas a escribir las cosas que sientes, y las lágrimas caigan sobre el teclado de tu ordenador o nublen tu vista en la pantalla. Lo peor de todo es no saber qué ocurre, no saber qué narices pasa por tu interior, tienes tantos sentimiento acumulados que no sabes ni siquiera plasmarlos en palabras, solo tus lágrimas saben lo que es, pero caen antes de poder preguntarles. Sorbes por la nariz, y te restriegas los ojos rojos, si alguien te viera diría que estás realmente triste, pero no lo estás... o sí, lo peor es no saberlo. 

   Lo tienes todo, pero sin embargo no puedes parar de llorar, no sabes qué hacer, no sabes cual es la decisión correcta, y no sabes cuál es el siguient camino que debes tomar, pero quieres que sea a su lado. Te planteas dejarlo todo, pero sabes que no puedes, piensas en dejarlo todo para que esa persona venga a por ti, para saber que te quiere de verdad, entonces te volverías a quedar con él.. pero no puedes hacer eso, porque tienes miedo de que nunca vaya tras de ti, de que no te siga, de que de verdad de repente puedas perderlo todo y quedarte con nada. Y entonces tu mundo se derrumbaría porque eres débil, y no eres nada sin esa persona, te da rabia, pero es verdad, te gustaría pensar que lo superarías, pero de verdad no sabes si lo harías. 

   Simplemente te tumbas en la cama, e intentas no pensar en nada, mientras las lágrimas cesan poco a poco, mañana será otro día, uno mejor sin duda, y vivirás la vida como de verdad se merece, disfrutando de los pequeños momentos, y disfrutando al máximo de aquello que amas... porque sinceramente piensas que el amor es lo que da sentido a la vida.

domingo, 5 de mayo de 2013

Feliz día de la Mamá

Esa mujer que te da la vida,
aquella que lucha por ti, 
esa que merece ser querida,
esa sin la que no puedes vivir.

La que dirige tus primeros pasos,
saca tus primeras sonrisas,
la que te ayuda a dar saltos,
la culpable de tu alegría.

Esa que aprende contigo,
que vive de cerca tu infancia,
esa de la que eres amigo
porque te saca de las malas rachas.

La que te ayuda a formarte,
aquella que cultiva tus logros,
y a costa de mucho besarte,
saca de tus pesadillas a los ogros.

Aquella que aunque te alejes,
nunca se irá de tu lado,
la que cruzará el mar para verte
porque eres "lo mejor que le ha pasado".

La que siempre te hará feliz
y aunque parezca que ya no está
siempre estará dentro de ti,
porque es la mejor mamá.

miércoles, 17 de abril de 2013

Cúmulo de emociones

  Uno de esos días que sientes un cúmulo de sentimientos indescriptibles dentro de ti. Algo que ni tú mismo sabes explicar... "¿Qué es esto? ¿Por qué me siento así?"

   Sabes qué ha pasado en el día, desde que te has levantado, y no encuentras una razón por la que puedas estar así... Quizá sea ese el problema, quizá no haya "una" razón, quizá sa una acumulación de razones qye has ido soportando, pero sin llegar a superarlas. Por eso llega el día en que salen fuera y te confunde a ti mismo, no caben dentro de ti y explotan hacia fuera, haciéndote consciente de su existencia. Salen la ira, la tristeza, la furia, la pena, la frustración... Incluso salen lágrimas de tus ojos.

    Entonces llega el peor momento, el momento en el que pagas todo eso con la persona equivocada, con la que no tiene culpa de nada, con la que menos se lo merece. Lo pagas con la persona que poría ayudarte. Le haces daño y te abandona, te abandona por un momento, por un instante que a ti te parece eterno, por un instante el pilar que sostiene tu mundo se derrumba. Pero vuelve, vuelve porque las personas con las que solemos pagar nuestros cúmulos de emociones son las que más nos quieren. Entonces vuelve y reconstruye de nuevo tu mundo, hace un castillo de las ruinas que habías bañado en lágrimas. Incluso, por un momento, en sus brazos lo único que sientes es paz y tranquilidad, que la tormenta ha pasado y ha llegado la calma, aunque no sea así, es eso lo que sientes, y eso es lo único que necesitas.

    Volverás a caer, volverás a derrumbarte, volverás a creer que el mundo está contra ti, y volverás a pensar que no hay nada que hacer con un mundo en ruinas, pero llegará de nuevo esa persona, la que siempre está, y te ayudará a construir un nuevo mundo sobre el que pisar más fuerte.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Reencuentro in the Isle of Man



Laxey wheel (Isle of Man)
Cuatro de la madrugada. Me despierto en una cómoda cama en Rivas Vaciamadrid, mi cama. “Esta noche dormiré en otra”, pienso. Mis párpados pesan y mis ojos se niegan a abrirse, “son las cuatro”, deben pensar, “aún faltan más de tres horas de sueños para ponernos en marcha frente a una pizarra”. Pero hoy es diferente, no vamos a hacer lo mismo de siempre, hoy es especial, porque hoy 20 de febrero, ya son las cuatro y media y nos montamos en el coche, hoy el sueño se va a hacer realidad.

Aeropuerto de Madrid-Barajas, no hay mucho movimiento y todo está cerrado, es pronto, pero mi estómago pide algo, “espera, todavía no podemos comer”. Hay que buscar dónde debemos facturar, dónde dejar nuestras maletas… “¿Las pesarán? ¿Notarán ese kilo de más?” la maleta azul y nosotros esperamos que no. Ya está, aquí es, esa es nuestra compañía. Allá vamos. “Vamos a tener que sacar algo, pesa demasiado, nos van a llamar la atención”, piensa mamá. “Espero que no lo noten, nunca dicen nada, es solo un kilo”, piensa papá. ¿Y yo? ¿Qué pienso yo? No pienso nada de la maleta, no dirán nada, solo sé que tengo hambre y sé que lo único que quiero es llegar, sí, llegar cuanto antes, dejar de ser hija única, eso pienso desde que se fue. Ya está. Prueba superada, es solo medio kilo más, no nos dicen nada, una etiqueta, un botón y perdemos las maletas de vista. “Espero que lleguen con nosotros”, pensamos ahora todos. Bien, siguiente paso: puerta de embarque. Bueno. Para eso pasamos la aduana primero: zapatos fuera, relojes en la bandeja, abrigo quitado… oh no, la espalda de mamá, pitido, luz roja y mamá ya sabe qué pasa. Mamá, papá y yo sabemos que pasa pero la policía no: brazos en cruz y cacheo. No encuentran nada sospechoso, claro, mamá no lleva nada sospechoso. Pero parece que yo sí. “Abra la maleta por favor”, no estoy nerviosa, es raro, siempre me pongo nerviosa como si fuera culpable de algo. ¿Tijeras? ¿Por qué no se me ocurrió sacarlas? Sin peligro, están en un estuche de clase de una estudiante y tienen la punta redonda, no voy a secuestrar el avión con ellas. “Bien gracias”. Ya son las 6.30, estamos tranquilos en la puerta por la que entraremos a nuestro avión. Enseñamos el DNI y el billete otra vez, pasamos por un largo pasillo y estamos dentro. Fila 6, asientos A, B y C. nos sentamos, mamá me deja la ventanilla, sabe lo mucho que me gusta volar, sabe que soñaría con volar. Tres asientos, no cuatro. Vaya, desde que se fue asumo que somos tres, sin embargo, lo más insignificante me hace añorar ese simple número par. “No falta mucho para volver a ser un dúo”, piensa papá. “Volveremos a ser el cuarteto”, piensa mamá.

Abróchense los cinturones, prohibido fumar, las salidas están… bla bla bla. Debería escucharlo y traducirlo, pero ya habrá tiempo para tener que traducir lo que me dicen, ahora lo dirá en español. Miro por la ventanilla, todavía es de noche y ha llovido, todo está mojado. Siete y media y el avión comienza a dirigirse a la pista, increíble, qué puntualidad. Nos vamos, acelera, acelera más y más y cuando nos queremos dar cuenta estamos en el aire. No siento suelo bajo mis pies, esto que piso no tiene base, estoy a 500 metros de tierra firme y subiendo, los coches se van alejando, ahora el laberinto de carreteras parece un hormiguero. ¿Qué pensarán todas esas personas ahora? No se imaginan a dónde voy o por qué. O quizá sí, yo lo hago cuando veo aviones. Pienso e imagino dónde se dirigen y qué personas van en él… sí, hay alguien ahí abajo que piensa en mí sin saber quién soy. De repente no veo nada, las gotas de la ventanilla han desaparecido, pero no es eso lo que me impide ver, todo está completamente blanco… Ah, las nubes. Sí, estamos atravesándolas como si no existieran, como si no fueran un obstáculo para nosotros, se apartan a nuestro paso saludando y quedando atrás. Entonces lo recuerdo, y me es imposible no buscarlo. “Mami, ¿está el abuelo por aquí? ¿Está viéndonos detrás de alguna nube? La abuela dijo que estaba en el cielo, y ahora nosotros también lo estamos”. Mamá sonreía, yo seguía buscando, parece que fue ayer pero hace ya más de 10 años de esa pregunta, y ahora sé la respuesta: sé que está, sé que está siempre y que no se dejará ver. Hemos dejado ya las nubes abajo, aquí ya no es de noche. “¿Planeta azul? Será visto desde el espacio, ante mis ojos hay una infinita capa esponjosamente blanca, parece imposible atravesarla, pero lo hemos hecho”. Son las ocho, ya ha tenido que salir el sol pero, ¿dónde está? Aquí arriba no está nublado… ah, ya lo entiendo, estamos en el ala oeste, efectivamente a mi derecha los pasajeros han bajado las persianillas por que les deslumbra, pero hay alguien que la lleva subida y me permite ver los rayos de sol. Yo puedo verlo pero miles de persona bajo mis pues contemplan otro día nublado de febrero. Mis ojos siguen sin querer abrirse y mi estómago sigue rugiendo, pero no tardo en solucionarlo. Mamá me compra un aperitivo y yo me acoplo en la ventana, automáticamente, mis ojos se cierran.

Douglas (Isle of Man)
Al abrirlos de nuevo las vistas no han cambiado demasiado: a mi derecha sigue mamá y a la izquierda compruebo que sigo volando sobre el esponjoso lecho blanco, solo hay algo distinto: cientos de copitos helados se han acomodado en el cristal de mi ventanilla volviéndola blanca. Instintivamente me entra frío y me arropo con el abrigo. El simpático azafato pide cinturones abrochados y nos informa que ya sobrevolamos el destino, Londres. “Es tan solo una escala para nosotros, nuestro destino nos espera más lejos”. Estamos descendiendo, lo noto en mis oídos, y la esponjosa capa de nubes blancas que antes estaba bajo mis pies, ahora tiene un color gris algo triste. Atravesamos la nueva capa grisácea que ya tenemos por todos lados, también sobre nosotros, está lloviendo. Aún así no paramos de atravesar nubes, hay nubes y luego vienen más nubes y más… cuando estas se acaban ya estamos a pocos metros sobre el suelo, segundos después tocamos tierra, tierra firme.  “Nadie aplaude”, pienso, “es una pena, sé que antes cuando un vuelo salía bien, al aterrizar todos los pasajeros aplaudían entusiasmados, incluso alguna vez saludaba el capitán… antes. Tuve oportunidad de vivir alguno, pero soy joven”. Es realmente gratificante sentir cómo un gran número de personas totalmente desconocidas sonríen y celebran lo mismo todos juntos, pero el sentimiento de grupo hoy en día se debilita más a cada minuto que pasa.

“Bye, thank you very much”. Cambio de chip, a partir de ahora mi mente tiene más trabajo, ha llegado el momento de traducir todo lo que lees y escuchas. Salir del avión, escaleras mecánicas arriba, rampa mecánica por un pasillo muy largo, otra rampa, andar, girar a la derecha, izquierda, otra vez derecha, rampa y escaleras mecánicas abajo, derecha y control de pasaportes. “Reclaim your bagage”, eso es, eso busco, ¿dónde?, perdón, where?, turn right. Bien, derecha y otra rampa. Ahí están, han llegado con nosotros. Una vez con las maletas no solo mi estómago ruge. “Tenemos que desayunar algo”, los tres lo estamos deseando. Recordamos nuestro anterior viaje yendo a la misma cadena de cafeterías, en esa en la que papá puede bañarse en su taza de café. Algo salado para mí acompañado de un zumo y café y bollos para papá y mamá. Mmmm… qué bien sienta llenar el estómago. Bueno, prueba superada. Son las 10 de la mañana y nuestro próximo vuelo sale a las 15.45. esperemos sentados.
Castillo de Peel (Isle of Man)

El aeropuerto tiene cosas que hacer y las horas pasan. Llega la hora del segundo vuelo. Aduanas, facturar maletas, DNI y puerta de embarque, todo sin problemas. Puerta numero 1, allá vamos. Más esperar sentados pero en un momento vemos nuestro avión a través de los cristales, bueno vemos que es una avioneta. Las hélices nos hacen sentir como en una película antigua. Un vuelo tranquilo sintiendo de nuevo la nada bajo los pies. Hace sol, atardece pero de nuevo bajo las nubes el día es frío y nublado, sin embargo aquí arriba puedo disfrutar de una preciosa puesta de sol. Descendemos, mis oídos me avisan otra vez, el precioso algodón blanco con hermosos reflejos soleados es ahora la misma masa gris ya antes conocida que amenaza con mojarnos, pero no lo hará.

Isla de Man. Nuestro verdadero destino. Bajar del avión y atravesar los largos pasillos es todo uno, también cogemos las maletas expectantes por salir a verlos. Y ahí están ellos, parecen verdaderos maneses pero en realidad su corazón no ha cambiado, solo han tenido que hacerse mayores por fuera. Hace meses abandonaron su hogar para inaugurar un nuevo “home sweet home”. Pronto también lo conoceremos nosotros. Abrazos, sonrisas y muchas palabras. “ya no soy hija única, sino que ahora, además de mi hermano, tengo otra hermana”. Todos estamos contentos, pensamos en los próximos 6 días juntos para después más meses abrazando solo su imagen en la pantalla.