Es lo mismo de siempre, la misma
historia, no importa que te esfuerces en cambiarlo, que intentes por todos los
medios que la próxima vez no ocurra lo mismo, pero ¿sabes qué? Ocurre. Porque
te crees valiente, crees que eres fuerte, pero lo cierto es que él es tu
debilidad, y que no importa lo mucho que luches por separarte de él, la tierra
es redonda, siempre vuelves a necesitarle. Da igual lo que te alejes, da igual
que mates el tiempo con amigos, películas o helado de limón, él está siempre en
tus pensamientos.
Y te das cuenta de que ese es el
problema, está en tus pensamientos, pero no está ahí a tu lado, porque él sí es
fuerte, sí sabe alejarse de ti, al contrario que tú, el sí puede estar sin ti. Y
te planetas tantas cosas… te recomiendas a ti misma cosas que no puedes hacer, cosas
de las que sabes que no eres capaz, no eres capaz de acabar con todo, de
alejarte tú de él, no eres capaz de decirle "no te necesito" porque
la realidad es que lo necesitas más que a nada.
Llegan las lágrimas, lágrimas de
amor y tristeza, pero sobre todo lágrimas de frustración y confusión, no saber
qué hacer es lo peor, no saber qué es lo mejor. Cuanto darías por viajar en el
tiempo, visitar a tu yo del futuro, y saber qué decisión deberías tomar, pero
la realidad es que es el ahora, el presente y que no tienes ni idea de lo que
debes decidir.
Y así, otro día más, la historia
se repite, mañana volverá a ocurrir, volverás a pensar todo esto, seguirás sin
saber que hacer, esperando que un día la decisión correcta explote dentro de
ti.
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