Un mes, Mayo, eso es lo que me queda para poner fin a esta experiencia. Es increíble cómo pasa el tiempo sin darnos cuenta, es increíble todo lo que pueden cambiar las cosas en tan poco tiempo. Unos días en casa y te sientes rara, te sientes fuera de lugar, caras de sorpresa, caras que dicen ¿qué cojones estás haciendo aquí? Pues ahí estaba de visita en casa, y Suecia me ha recibido con un sol espléndido a mi regreso. Me ecantan las sorpresas, y me cuesta decidir si me gusta más darlas o recibirlas, igual que me cuesta decidir si prefiero leer o escribir, estar delante o detrás de la cámara. Esas son las decisiones difíciles en mi vida, ojalá fueran esas las decisiones difíciles en mi vida. Pero a lo que iba, las sorpresas, no siempre salen bien, no siempre con buenos resultados, pero siempre con buena intención. No me arrepiento ni de un sólo momento en esta sorpresa de 3 días, incluso cuando tuve que pasar la noche en un aeropuerto que no correspondía, incluso ahí saqué algo positivo: el olor a mar. Mi sorpresa fue que mi avión aterrizara en Barcelona en vez de en casa, pero bueno, ahí estaba el mar, dándome una bienvenida a mi home country. Abril quizá no ha sido el mejor mes de mi vida, recuerdo un Abril mucho mejor hace 4 años, pero esto no se ha acabado, me quedan muchísimas aventuras por hacer en el poco tiempo que me queda por estas tierras, y tengo que aprovecharlas. La distancia tiene problemas, bueno no, los problemas los hacemos nosotros, y le echamos la culpa a la distancia, pero sabremos seguir, sabremos disfrutar lo que nos queda, porque parece que se acaba, y parece que estos meses fuera de casa, que parecían muchos, se están haciendo pocos. Qué relativo es el tiempo, qué cortas se pueden hacer dos semanas de Marzo y qué largas se pueden hacer dos semanas de Abril.
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