Echaba de menos el modo multijugador. No ese en el que te conectas tú solo a un ordenador y el otro jugador está muy lejos, o muy cerca, pero no sabes dónde. No, echaba de menos el modo multijugador, el cercano, el que tenía dos mandos conectados a una misma fuente, dos cables que llegaban al mismo puerto y que los unía sin ni siquiera tocarse entre ellos. Ese modo multijugador en el que elegían si ser un equipo o jugar uno contra otro, ese modo multijugador en el que hablaba a su compañero (o contricante), le gritaba y le pegaba si le ganaba. Ese modo en el que todavía podían reírse juntos. Ese modo en el que la pantalla preguntaba uno o varios jugadores y la respuesta era siempre dos. Ahora echa de menos ese modo. Ahora la respuesta es siempre uno, un solo jugador, modo historia. ¿Qué historia? Su historia la escrbía estando con él, su historia la escrbía con el modo multijugador, no le gusta una historia de solo uno. No quiere volver a jugar, no quiere volver a ver esa pregunta en la pantalla mientras la respuesta sea solo uno. Se le agotaron todas las vidas, los corazones de la pantalla fueron desapareciendo hasta dejarla bajo mínimos, y así acabó su historia, así llegó hasta que no se podía más. Ahora se da cuenta de lo que echa de menos, ahora se da cuenta de que no quería jugar con otra persona, ahora se da cuenta de que el modo multijugador solo lo quiere con él. Ahora... Ahora ya es demasiado tarde, ahora las vidas están agotadas, ahora sus corazones no se rellenan más, sin embargo, sí lo hacen los de él. Ella pensaba que lo que quería era jugar con más gente, probar otros juegos, visitar otras fuentes que la unieran a otros cables. Durante un tiempo fue así, durante un tiempo parecía feliz rellenando vidas, consiguiendo corazones rojos. Pero solo duró un tiempo, y ni siquiera era real, poco a poco sus vidas se han ido acabando hasta quedar lo mínimo que la mantiene, y se da cuenta de que no las puede rellenar con nadie más que no sea él. Sin embargo, él aprendió a jugar sólo, aprendió a conectarse a otros puertos, y ahora ha aprendido que el modo multijugador tiene más de un dueño, ha aprendido que también funciona con otra persona, él ha podido recuperar sus vidas jugando en equipo con alguien más. Y, ahora que ya es tarde, ella se da cuenta de que no podrá conseguirlo nunca, no será capaz de encontrar nadie con quien jugar. Ella no quiere el modo historia, no quiere un solo jugador, lo quiere a él. Y ahora se da cuenta de que fue estúpida, de que no puede tenerlo todo, de que cometió un gran error, se da cuenta de que sin él, sus vidas no se recuperarán. Pero también sabe que, lo que le queda, tiene que usarlo, al menos tiene que decírselo, al menos él tiene que saberlo.
Y después, solo podrá hacer una úlima cosa: dejar de jugar al juego del amor.
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