miércoles, 30 de diciembre de 2015

Sólo negro

Me he despertado y no sé hacia dónde mirar, todo a mí alrededor se ha vuelto oscuro, o ya lo estaba, y yo solo imaginé la luz. Sea como fuere, todo es negro, pero, ¿acaso no es el negro el resultado de todos los colores? En ese caso el negro sería una buena señal, sería señal de que todo está bien, de que los colores siguen en mi vida, que mi existencia sigue cargada de color. Pero no es así. Una cosa es la teoría, la lógica, y otra es como yo me siento, y es que los sentimientos no entienden de lógica. Y por mucho que el negro sea todos los colores, yo lo siento oscuro, lo siento triste, desesperado, frustrado y sin esperanza. Eso es. Sin esperanza, preferiría despertar y estar rodeado de verde. Habría sido mucho más agradable que mis ojos hubieran visto verde al despertar, el verde el bosque, de las hojas de los árboles, del césped con ese olor a hierba recién cortada. El verde es el color de la esperanza, ¿no? Si al despertar hubiera visto verde, no lucharían mis ojos por expulsar esas lágrimas que se mueren por sacar y no pueden, es este maldito negro el que está acabando conmigo, es esta oscuridad la que no me deja tener esperanza. Intento encontrar el verde en esta mezcla de colores que es el negro, pero no hay manera, es una mezcla inseparable, indivisible, al menos a mis ojos, unos ojos que no ven más allá del negro después del negro. Ni siquiera es gris oscuro, ni siquiera el rojo que ves cuando cierras los ojos pero al otro lado de tus párpados hay luz, nada. Solo negro. Solo negro por todas partes. Supongo que hay que resignarse, no hay esperanza, no hay nada a mi alrededor, no hay nada que ya pueda hacer, la luz se ha ido para siempre. Supongo que solo me queda cerrar los ojos y dormir para siempre, imaginando que mi ataúd es verde por dentro. 

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